Entdada 10: Ducha y cama en casa ajena (1)

Hay muchas formas de conocer gente, y una de ellas es sin duda esta. Desde que comencé a escribir el diario he ido haciendo nuevos amigos y conociendo a gente muy interesante. Ya en su momento tuve mi primera experiencia con una "netloguera", sin embargo a ella la conocí en un contexto totalmente distinto. La historia que narro a continuación surge desde esta misma cuenta y con los propios relatos como telón de fondo.

Hice muy buenas migas con Saioa en poco tiempo. Durante nuestras veladas compartíamos risas, secretos y por supuesto, fantasías inconfesables. Como viene siendo habitual en estos casos, nunca esperas más allá de las palabras, sobre todo teniendo en cuenta la distancia que nos separa.

En cuanto al mundo real, mi vida continuaba con normalidad. La relación con Carla volvía a ser de buenos amigos, aunque esta vez sí, no dudábamos en disfrutar de algunos escarceos de vez en cuando. Mientras tanto, en lo tocante al mundo virtual, siempre me asaltaba una duda: ¿no será Saioa una de mis alumnas intentando tomarme el pelo? Es obvio que me arriesgo a este tipo de cosas, más de una vez he pensado que alguna de mis alumnas conocía este rincón, lo cual podría traerme serios problemas. Mi nueva amistad virtual era un saco de dudas, pero eso tenía fecha de caducidad, ya que, según sus palabras, en un par de fines de semana iría a Madrid a un festival de música.

Pese a que llegamos a comentar que nos demostraríamos las fantasías en persona cuando nos vieramos, no quise presionar para que se quedara a dormir en mi piso. Finalmente optó por ir a casa de una buena amiga suya. Aunque, eso sí, quedamos en que iríamos los dos juntos al festival.

Cuando llegó el día, estaba bastante nervioso y ansioso por verla. Ciertamente me moría de ganas de hablar en persona con ella, pero, para que engañarnos, también de otras cosas. Como la amiga también iba a venir, quedé en ir a buscarlas, aunque primero iriamos los dos a tomar algo. La espera se me hizo eterna y no pude evitar tocar su puerta varios minutos antes de lo acordado.

Saioa abrió la puerta y sorprendentemente estaba cubierta con una toalla.

- ¡Hola! - Gritó sorprendida y risueña.

Y tras los besos de rigor me explicó que acababa de llegar de comprar bebida y que se estaba duchando. Tras invitarme a pasar le pregunté que dónde estaba la amiga, ya que eso de recibirme ella era sumamente extraño, y más saliendo de la ducha. Me dijo que estaba currando y que llegaría en una hora más o menos.

Acto seguido se fue corriendo hacia el baño, encendiendo la tele con el mando antes de entrar. Parecía que conocía muy bien la casa. Me adentré en el salón y dirigí mi mirada hacia el sillón con ánimo de sentarme. Pero entonces me asaltó la gran pregunta… ¿y si entro en el baño? El morbo que me daba esa chica era impresionante, pero más aún saber que estábamos bajo el mismo techo estando ella desnuda en otra habitación. Cada vez me convencía más la idea y tenía la impresión de que era el momento oportuno para demostrarnos esas cosas que decíamos iban a pasar.

Opté por entrar. Oía perfectamente el correr del agua y ya me puse como loco pensando en las gotas recorriendo cada parte de su cuerpo. El corazón me latía muy rápido. Empecé a desnudarme ahí mismo en el pasillo, quería entrar y meterme directamente, tal como me contó Carla que hizo su compañera en su sueño. Giré el pomo y entré rápidamente.

Para mi sorpresa me encontré a Saioa algo "entretenida", parece que se iba a tomar su tiempo en darse la ducha. Su cara al verme fue un cuadro, pero al poco, empezó a reir nerviosamente y pareció invitarme a entrar con su mirada. Entré en la bañera y le quité el mango de la ducha colocándolo en su repisa, apuntando el chorro hacia ella. Y empezamos a besarnos salvajemente.

Nos devarábamos las bocas como si estuviéramos ansiosos. Y mientras nuestras lenguas jugaban, mis manos apretaban esas tetas que tanto había deseado tocar y lamer desde que la vi. Las pegaba contra mi, notándolas en mi pecho. Otra mano se iba por su espalda y terminaba sobando su culo. Ella hacía lo mismo, sus manos me recorrían y apretaba mi cuerpo contra el suyo, clavando mi polla totalmente erguida en su vientre.

Comenzamos a masturbarnos el uno al otro, sin dejar ni un segundo de comernos los labios. Me agaché un poco y cogí uno de sus pechos llevándome el pezón a la boca. Estaba ansioso por probarlo. Me encantaba beber el agua que caía por su cuerpo. Mientras tanto, mi otra mano abría los pliegues de su coño y mis dedos paseaban libremente por toda su vulva. Con uno de ellos masajeaba rápidamente el clítoris y de vez en cuando se metía en el interior de su agujerito para empaparlo con su flujo y hacer más delicada la vibración. Por otro lado, ella agarraba mi polla firmemente y la meneaba con dedicación, haciéndome una de las mejores pajas que me habían hecho nunca.

Sin previo aviso y rápidamente, cogí una de sus piernas, elevándola ligeramente. Después acerqué mi polla a su coño chorreante y la metí de un golpe hasta el fondo. Mis manos apretaban su culo mientras empezaba a penetrarla con firmeza. La empujaba fuertemente mientras seguíamos devorándonos de forma salvaje.

Cerré el grifo del agua e hice amagos para que ella rodeara mi cintura con sus piernas. La sostuve del culo con mi polla aún dentro de su cuerpo y la elevé para salir de la ducha unidos. Una toalla en el suelo impidió que resbalara. Mientras andaba, mi polla seguía introduciéndose y saliendo de su coño, cosa que ella estimulaba con sus movimientos de cadera. Cuando llegamos a su habitación, la tiré literalmente a la cama quedando boca arriba y con su coño abierto y dispuesto a más guerra. Me acerqué con el ánimo de ponerme sobre ella, pero ella me paró en seco. Estaba decidida a ser ella ahora la que tomara las riendas y, por supuesto, no le iba a poner impedimento alguno. Empujó levemente mi pecho para indicarme que me tumbara. Obedecí sin rechistar y ella agarró mi pene ansioso por meterse de nuevo entre sus piernas. Se sentó sobre él, metiéndoselo despacio pero hasta el fondo y comenzó a cabalgarme.

Sus maravillosas tetas quedaban a la altura de mi cara, así que no desaproveché ni un segundo en comérselas con la misma ansía con la que le devoraba su boca. Mientras me follaba a su gusto, yo agarraba sus caderas y de vez en cuando le daba algún azote a lo que ella respondía con un leve gemido extra. Nuestros cuerpos seguían empapados y el sonido de nuestros sexos al chocar era ahora más palpable. En sus pezones se iban acumulando gotas de agua que no paraba de beber mientras mamaba.

Ante esa situación mi polla estaba a punto de estallar en cualquier momento. Pero por supuesto, reservaba ese momento para cuando probara su boca. No habíamos pensado en la posibilidad de que su amiga apareciera, pero en esos momentos, todo daba igual. El piso mojado, la cama empapándose, mi ropa tirada por el pasillo… era imposible que pudiéramos disimular una posible pillada. Más aún con mi polla dentro de su coño y sus pechos alimentando mi boca.

Después de un rato su cuerpo se estremeció en un orgasmo muy fuerte, apretaba todo mi cuerpo y sus músculos se contraían. Mi polla se moría de placer al sentir como las paredes de su coño la apretaban como intentando succionarla. Después de eso la levanté e hice amagos para que girara 180 grados. Quería tener su culo en mi cara y que ella terminara de rematarme con su boca. Así empezamos a hacer un 69, por fin tenía su coñito chorreante de jugos y agua en mi boca y no quería dejar ni un rincón de él sin probar. Mi lengua se hundía entre sus pliegues, introduciéndose en su coño. Quería follármela con la lengua. Ella dejó de chupar mi polla, no podía estar atenta a todo, ni yo tampoco. Se giró, quedando frente a mí, pero con su coño en mi boca. Empezó a follarme la boca, moviendo sus caderas violentamente mientras agarraba mi cabeza. Creo que esa es una de las cosas que más me ponen en el sexo. No hay nada más excitante que dejar que una tía te folla literalmente la boca. Pasaba todo su coño por mi cara, dejando mi rostro completamente empapado. Al cabo de un rato, apretó muy fuerte mi cabeza contra ella, metiendo mi lengua hasta el fondo de su coño y empezó a correrse, llenando mi boca con su flujo. Me encantaba esa sensación de tener todos sus líquidos chorreando por mi barbilla. Yo los saboreaba, quería más.

Ella me suplicó que me corriera dentro de ella. Obedecí y me puse en pie. Besé sus labios y los dos compartimos todo el flujo con el que acababa de embadurnar mi cara. Apenas podía contenerme más. Iba a correrme en muy poco tiempo y solo pensar en llenarla de leche, me ponía aún más. Se puso a cuatro patas y bastaron unas pocas embestidas para empezar a correrme como un animal. Grité y contemplé como mi polla, casi completamente dentro de su coño, palpitaba mientras se vaciaba con enormes chorros de leche caliente que bañaban su cavidad. La saqué tras unos segundos. Salió algo de leche de su interior. Después la acerqué a su boca para exprimir las últimas gotas. Nunca olvidaré esa visión; ella a cuatro patas, chupando mi polla, empapada de nuestros jugos, mientras algunas gotas de leche caliente emanaban de su coño.

(Continuará...)

Comentarios

Diddy_niña_mala ha dicho que…
cuando llegue a la parte k dice
"Nos devarábamos las bocas como si estuviéramos ansiosos" me excite tanto k me moje un pokillo... :P
yoel, me estoy convirtiendo en fan tuya... yo me meto en el personaje en todas las novelas k leo, pero esta fue la mejor... seguire leyendo tus relatos... eres tan apasionado como te describes? el sexo contigo debse ser gloria bendita...
Clementine ha dicho que…
Yoel has tardado en volver!!! Lascivo y excitante relato, como siempre, felicidades.
Yoel ha dicho que…
Gracias por los comentarios. Me animáis mucho a seguir :D!