—¿Nos vamos a la habitación? —preguntó Marta a Paula.
—Venga.
Paula salió del jacuzzi de la mano de Marta. David, mientras tanto, cogía una botella de tequila que habíamos subido y le pegó un buen trago. Después se levantó y fue hacia sus pantalones para rebuscar algo entre los bolsillos. Era papel. Se empezó a hacer un porro apoyado en la pared mientras nos veía follar.
Aquella situación me empezó a desconcertar un poco, pero en cuanto dirigía la mirada hacía el precioso culo que tenía justo debajo, se me olvidaba todo. David, mientras tanto, había terminado sus preparativos y ya estaba fumando mientras seguía observándonos detenidamente. Se incorporó y comenzó a acercarse mientras acariciaba su polla.
—¿Tío, tú has visto a tías más zorras? —espetó.
Se me escapó una ligera sonrisa y los gemidos de Alba se transformaron en sonoras carcajadas. Y como no, David también empezó a reírse descontroladamente. Desde fuera la situación parecería de locos, y en cierto modo, así era. David pasó de acariciarse a masturbarse, su polla se había recuperado y ya se terciaba bien dura. El chico podía presumir de miembro, tenía unas proporciones muy generosas, tanto en el grosor como en longitud. Acercó su polla a la boca de Alba, que al principio tuvo ciertas dificultades en metérsela, cosa que a Marta no le pasó.
Al ritmo de mis empujones ella iba tragando la enorme polla de David, que se retorcía del gusto mientras daba alguna calada. Pero a pesar de las dificultades, sorprendentemente su polla logró meterse por completo en la boca de Alba, tapando en gran parte el sonido de sus gemidos. Me excitaba aún más ver como la tía a la que me estaba follando estaba mamando la polla de un tío al que ni siquiera conocía. Bueno, a decir verdad, ni siquiera conocía a Alba...
Me quise unir al placer de David así que dejé de penetrarla y me levanté. Salí del jacuzzi y me puse al lado del chico, ofreciendo también mi polla a aquella chica insaciable que parecía disfrutar como loca con tanta carne para ella sola. Cuando la tuvo cerca, la agarro con su mano y empezó a masturbarme. Después sacó la polla de David de su boca y se introdujo lentamente la mía. Tenía nuestros miembros agarrados con sus manos y mientras se la chupaba a uno, masturbaba al otro. Los dos estábamos disfrutando enormemente de aquella morbosa visión acompañada del delicioso tacto suave de su lengua y sus labios. Estaba un minuto con una y se metía en la boca la otra. Era una máquina.
En mi turno de masturbación, sentí que me iba a correr y así se lo hice saber. Eso no impidió que ella continuará con el "turno" establecido, así que simplemente dirigió mi punta hacía su ocupada boca y empecé a descargar sobre sus labios mientras ella seguía chupando. Después, se sacó el enorme instrumento de David y se metió el mío que aún palpitaba y goteaba ligeramente, momento en el cual el otro chico también se vino, yendo una vez más a parar a sus labios y su otra mejilla. Juntó nuestros capullos y empezó a lamerlos a la vez, exprimiéndolos con la mano como si fueran tubos dentífricos. Después, sin venir a cuento, ella empezó a reírse. Se levantó y fue corriendo al espejo a mirarse. Entonces empezó a reírse más. Parecía que el hecho de verse a sí misma con semen goteando por su barbilla y sus mejillas le hacía gracia.
Y terminó diciendo:
—Vamos a la habitación de mis padres, que están estas dos ahí.
Bebí un poco de tequila y me senté junto a David ofreciéndole otro trago.
—Joder, es la primera vez que hago un trío. —le dije.
—Pues con estas tías esto es normal, colega.
—Pero, Paula es tu novia, ¿no? ¿Qué dice ella?
—A los dos nos va este rollo, así que no hay problema. Si lo dices porque quieres follártela, no te cortes. Venga, vamos a fumarnos esto y vamos allí, que estas pibas quieren más caña, tío, te juro que son insaciables. —añadió con su peculiar acento del Madrid más barriobajero.
—Sí, a Marta la conozco un poco.
—Pues venga, vamos, que tengo ganas de romperle el culo ya. ¡Es una puta fiera!
Terminamos el porro, algo que no habría hecho en circunstancias normales, y le dimos un par de tragos más. Por el pasillo ya se oían varios gemidos sin poder distinguir de quién. La casa era una absoluta entropía sexual. Al entrar en la habitación vimos a las tres sobre la cama; Marta y Paula haciendo un 69 y Alba de rodillas a un lado, pasando su lengua sobre el culo de la segunda. Ante aquel espectáculo enseguida volvió a hervir nuestra sangre poniendo nuestros penes de nuevo firmes, o más bien, "más o menos firmes", ya que los efectos del alcohol y las drogas ya empezaban a surtir efectos fuertes, y cada vez tenía más dificultad para excitarme.
Me acerqué al culo de Paula, la que yacía encima, quedando así de frente a mi estimada alumna que chupaba con delicadeza el coño de su mejor amiga. Paula hacía lo propio en el otro lado, por donde se acercó David. Quise unirme al disfrute de Alba, que parecía volverse loca de placer explorando con la lengua el culo de Paula. Así, la chica pasó a tener 3 lenguas distintas recorriendo sus sudorosos gluteos, su coño y su ano. De vez en cuando nuestras lenguas chocaban y seguían jugueteando entre ellas un rato. Pero en seguida volvíamos a la faena con Paula. La boca de Marta se centraba en su clítoris, mientras la mía y la de Alba hacían lo propio en su ano, el cual empeñábamos en abrir y presionar también con nuestros dedos.
En el otro lado, David ya había incrustado su polla en el coño de Marta después de haber sido lubricado con la boca de su novia. El chico estaba fuera de la cama, de pie y ligeramente inclinado para llegar a las caderas de mi alumna, que yacían en el borde. De vez en cuando David sacaba su polla y se la ofrecía de nuevo a su novia, que se deshacía en alaridos al ser lamida con tanta dedicación por el otro lado.
Después me tocó el turno a mi, tenía 4 agujeros a mi disposición y no sabía por cual decantarme. Ahí tenía delante de mí la preciosa boca de Alba, la cual ya había probado mi leche pocos minutos antes. Más abajo tenía el culo de Paula, que pedía a gritos ser penetrado. Un poquito más abajo, su caliente y húmedo coño, bien dispuesto y empapado gracias al trabajo de la lengua de Marta. Y finalmente, abajo del todo tenía precisamente la boca de esta última, mi alumna. Esa boca que tanto me hacía disfrutar y que no paraba de martirizarme durante mis fantasías de clase.
Empecé por lo más obvio; hundí mi polla en el coño de la novia de David. Se la metí entera sin resistencia. En ese momento Marta aprovechó para chupar mis huevos con alguna dificultad debido a mis vaivenes. En un momento la saqué y di de comer a las bocas insaciables que tenía encima y debajo. Un par de chupadas de Marta y otro par de Alba y volví a meterla en el coño de Paula. Estuve así durante un buen rato, alternando y acelerando el ritmo, hasta que por fin llegó el turno de su culo.
Alba y Marta me ayudaron a abrirlo. Mientras lo hacíamos, la primera mantenía mojada mi polla con su boca, tragándosela entera como ya hizo anteriormente con la de David. Cuando ya parecía estar preparado, posé mi capullo sobre su ano y empecé a empujar. Marta volvió entonces a chupar con dedicación el coño de Paula y Alba se dedico a pasar la lengua sobre mi polla mientras ésta desaparecía en el culo de su amiga.
Poco a poco, mi polla entraba mejor, transformando los primeros quejidos de Paula en sonoros gritos de placer, de vez en cuando silenciados con la polla de su novio, que seguía follándose a Marta. Fueron unos momentos celestiales, el mejor sexo que había tenido hasta entonces. En aquel momento los 5 estábamos sumidos en una bacanal de locura, nuestras mentes no respondían a nada lógico y simplemente nos dejábamos llevar por el placer más oscuro y prohibido.
Tras un buen rato me empecé a correr cuando estaba sacando ya mi polla de su culo. Dirigí un chorro a Alba y otro a Marta mientras algunas gotas se esparcían sobre el trasero de Paula. Las dos me terminaron de exprimir y después lamieron los restos que quedaron esparcidos por ese precioso culo. Algunas gotas empezaron a manar también de su ano. David también terminó en una gran corrida que dirigió exclusivamente a la boca de su novia, la cual había quedado ya entonces empapada por delante y por detrás.
David y yo nos tiramos en la cama mientras ellas terminaban de relamerse y relajarse. Seguimos bebiendo un rato después y seguimos haciendo sexo, pero el alcohol me impidió entonces recordar detalles. Sólo se que me lo pasé de infarto y que aquella fue una de las noches más locas e intensas que he vivido jamás.
A la mañana siguiente despertamos los 5 desnudos en la cama. Durante unos instantes me quedé impactado por no recordar donde estaba. Pero poco a poco fui cayendo en la cuenta. Por increíble que parezca, antes de desayunar, los 5 tuvimos otra maravillosa ración de sexo en la que no faltó absolutamente de nada.
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